Los niños merecen vivir

 Atentar contra la integridad física y emocional de un niño es la acción más infame que puede cometer humano alguno. 

Los niños no deben ser objetivos militares, blancos de ataques, escudos de defensa, rehenes en un conflicto, piezas que se puedan intercambiar y mucho menos efectos colaterales de una acción bélica. 


Los niños merecen que sean respetados su hogar, su escuela, lugares de diversión, sus familias y amigos. No deben sufrir el abandono, el desarraigo, el desplazamiento, los horrores de la guerra ni estar expuestos a hechos que superen su comprensión, deterioren su desarrollo emocional y violen todos sus derechos. 

Los niños no pertenecen a ningún bando, corriente política, ideología, secta, ejército o banda criminal, aquí ni en cualquier parte del mundo.

F. Ávila 

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